En su encuentro con las familias, Francisco ha insistido en que nuestro mundo necesita niños ante la amenaza real de un invierno demográfico.
Mucho ha llovido de la malhadada ocasión, al principio de su pontificado, en la que Francisco tachó de “conejas” a las católicas madres de familia numerosa, y mucho ha cambiado el panorama de la natalidad mundial, a mucho peor. El Papa, consciente del desafío para el mundo del actual invierno demográfico, urge a las familias a ser generosas en este asunto.
“Lo dije, pero quiero repetirlo: estamos viviendo un invierno demográfico grave y debemos reaccionar ante esto, con todas nuestras fuerzas, con nuestro trabajo, con nuestras ideas para convencer”, ha dicho el Papa al Foro de Asociaciones de Familias, presidido por Gianluigi De Palo, recibido en audiencia.
“Mi secretario me dijo que el otro día, pasando por la plaza de San Pedro, vio a una señora con un cochecito de bebé, quería mirar a los niños… ¡y había un perrito dentro!”, insiste el Santo Padre. “Es un símbolo, por eso lo digo. Necesitamos niños. Necesitamos niños».
Pero no es un reto que afecte exclusivamente a las familias individuales, sino un problema al que se enfrentan los poderes públicos y al que deben responder con urgencia y eficacia. “Esta es la única forma de lograr un cambio de tendencia en la natalidad. Estamos en un invierno demográfico malo aquí, muy malo. Aquí tocamos un punto que comparto con vosotros y que, de hecho, os agradezco, porque me habéis ayudado a entender mejor la situación”.
“Gracias también a sus iniciativas, el tema de la natalidad se ha convertido ahora en el primer plano de las agendas políticas. Pero se trata de pasar de las palabras a los hechos; y luego pasar de los paliativos a una terapia real y eficaz”.