El 12 de abril el purpurado canadiense, Marc Ouellet abandonará oficialmente su cargo como prefecto del Dicasterio de los Obispos.
Durante esta semana el cardenal Ouellet ha estado en Madrid invitado por la Universidad san Dámaso. En una de las entrevistas que ha concedido, a Aleteia en ese caso, Ouellet ha defendido la necesidad y la importancia de mantener el celibato sacerdotal.
«El celibato ha sido muy fecundo en la historia y siempre lo será. La fuerza evangelizadora de la Iglesia católica debe mucho al celibato de sacerdotes y religiosos. De hecho, el sentido del celibato como vocación es un testimonio del amor absoluto de Dios», afirmaba Ouellet en la entrevista.
El influyente cardenal, ya de salida en la curia vaticana, agregó que «también es un testimonio de disponibilidad total para ejercer el ministerio como un servicio desinteresado que se convierte en una verdadera paternidad espiritual. Cristo llamó a sus apóstoles a dejarlo todo para seguirle. Aceptar esta llamada es una confesión de fe en la divinidad de Cristo, porque sólo Dios puede exigir tanto amor y devolverlo. Creo que un cambio en la disciplina eclesiástica sobre el celibato sacerdotal tendría consecuencias imprevisibles».
De este modo, el cardenal canadiense ejerce de contrapeso con estas declaraciones ante las continuas demandas sinodales que llegan desde Alemania en donde piden con gran insistencia eliminar la obligatoriedad del celibato.
En este sentido, esta última semana han llamado especialmente la atención las declaraciones del Papa Francisco sobre esta cuestión. En el aluvión de entrevistas concedidas con motivo de su décimo aniversario de elección como Papa, el Santo Padre dijo en dos entrevistas distintas que el celibato es un tema que podría revisarse en el futuro. Él no lo hará, pero sí que abrió la puerta a que en el futuro su sucesor aborde el tema.
En la entrevista concedida a Infobae preguntado sobre si la existencia de sacerdotes con la posibilidad de estar casados, como hay en otras iglesias, podría colaborar para que más gente se sume al sacerdocio, el Obispo de Roma respondió lo siguiente: «No creo. De hecho en la iglesia católica hay sacerdotes casados: todo el rito oriental es casado. Todo. Todo el rito oriental. Acá en la Curia tenemos uno —hoy mismo me lo crucé— que tiene su señora, su hijo. No hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar. El celibato en la iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio el celibato es una disciplina».